La angustia y el miedo que embarga a los padres de Fernando Báez Sosa, a cuatro años del brutal asesinato en Villa Gesell
- Gustavo Sampayo
- 18 ene 2024
- 2 Min. de lectura
A casi un año de la sentencia del Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de Dolores, Graciela y Silvino, así como sus abogados defensores, están a la expectativa de lo que dictamine la Sala II del Tribunal de Casación Penal bonaerense, que dilata el fallo de confirmación o modificación de las condenas tras la presentación de las apelaciones. Qué esperan y a qué le temen
Graciela y Silvino no hablan de su hijo. No saben por qué ni cómo llegaron a conciliar ese acuerdo. Es un convenio tácito, un tratado de convivencia implícito. En la casa de Fernando Báez Sosa, su nombre, su historia, su causa es tabú. Abundan las fotos, los homenajes, los altares, pero la presencia está silenciada. Entre ellos no hablan de él. A otros sí. Pero cuando están solos, cuando las cámaras y los micrófonos se apagan, callan. No abordan el tema. Lo esquivan. Es un mecanismo de defensa, una estrategia para subsistir, para seguir, para no claudicar. La causa de la muerte los necesita alertas, expectantes. Porque no está todo terminado. Falta que el Tribunal de Casación Penal bonaerense resuelva las apelaciones. De algo tienen miedo.
Graciela empezó terapia. Pasaron casi cuatro años y un juicio de consumo masivo para que sintiera la necesidad de confesarle a un psicólogo que no puede dormir por las noches, que se siente rendida, que perdió las ganas y que entiende que la única solución para que su vida mejore es terminarla. Dice que aún no aprende a procesar la pérdida, que así como le cuesta conciliar el sueño también le cuesta levantarse de la cama, que se detiene ante la habitación de su hijo -que permanece intacta tal como él la dejó- y no sabe cómo recomponerse, que no logra despegarse de esa madrugada de febrero de 2020, que su vida quedó congelada ahí, que no encuentra motivos ni razones, que hay días que no quisiera estar viva. “Le dije al psicólogo que mi única solución es la muerte”, juró, entre lágrimas, en el programa Mañanísima de El Trece. Su reflexión surge a partir de un miedo: que la justicia, esa que anhela y la que la desvela, nunca llegue del todo.
El lunes 6 de febrero de 2023 -tras trece audiencias y 87 testigos, a tres años y diecisiete días del hecho- el Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de Dolores había condenado a Máximo Thomsen, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Ayrton Viollaz, Blas Cinalli, Luciano, Lucas y Ciro Pertossi como culpables del asesinato de Fernando Báez Sosa, cometido el 18 de enero de 2020 frente a la discoteca Le Brique en Villa Gesell. El delito que les cabe es de homicidio doblemente agravado por su comisión por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas en concurso ideal con lesiones leves. En tanto, Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi recibieron penas de 15 años de cárcel como partícipes secundarios del mismo delito.
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