Las Sierras de Pocho, una cadena volcánica inactiva que data de hace más de siete millones de años, conserva restos fosilizados en sus entrañas. El recorrido ofrece un enorme campo poblado de palmeras caranday, cóndores y vestigios arqueológicos.
Los volcanes de Pocho, una cadena de cráteres de la era cenozoica enclavada en el noroeste de la provincia de Córdoba, se proponen como alternativa para los amantes del turismo aventura que gustan de largas caminatas en paisajes insólitos, campamentos y tesoros arqueológicos.
Cerca de las localidades de Taninga y Salsacate, en el departamento cordobés de Pocho, se emplaza una cadena volcánica inactiva que data de hace más de siete millones de años y que conserva restos fosilizados que se escondían en las entrañas de la cadena de sierras de Pocho.
Algunos de los picos que aún se mantiene de pie desde la primera etapa de la era cenozoica son La Ciénaga, de 1300 metros de altura, que da la bienvenida con su forma cónica; y el cerro Poca, de 1600 metros, oculto entre los cerros Azules y Yerba Buena, que con sus 1760 metros sobre el nivel del mar, es el punto más alto de las Sierras de Pocho.
El acceso a los volcanes de Pocho está en propiedades privadas, pero existen senderos habilitados para llegar hasta la cima del volcán Poca y ser protagonista de una postal insólita entre sierras y arroyos, con cinco volcanes inactivos y un enorme campo poblado de palmeras caranday.
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